Seguramente conoces o has conocido alguna persona que ha sufrido una lesión medular. Desgraciadamente, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año en todo el mundo entre 250.000 y 500.000 personas sufren un traumatismo de este tipo. La lesión medular conlleva complicaciones secundarias, como la diabetes o la osteoporosis, implica elevados costes económicos para el paciente y complica su inclusión social y laboral. Las personas que han sufrido una lesión medular podrían caminar de forma autónoma si dispusieran de un exoesqueleto robótico para asistir de forma externa el movimiento de las piernas anulado por la lesión. Sin embargo, la mayoría de los exoesqueletos que están actualmente en el mercado tienen un coste económico elevado, son difíciles de manejar y no están adaptados al paciente. Esto dificulta que las personas afectadas los puedan adquirir, y en la práctica sólo se encuentran en hospitales y grandes centros de rehabilitación.
El exoesqueleto ABLE (Assistive BioRobotics Low-cost Exoskeleton), diseñado y desarrollado por el Laboratorio de Ingeniería Biomecánica (BIOMEC) de la UPC, que pertenece al Centro de Investigación en Ingeniería Biomédica (CREB), representa un cambio de paradigma respecto a la tecnología actual. Este dispositivo es más económico, ligero e intuitivo, y se personaliza a la capacidad funcional del paciente. Su diseño parte de soportes pasivos, que se fabrican en la ortopedia y que ya tienen la mayoría de pacientes, y se les añade sólo los mecanismos y sensores esenciales para facilitar la recuperación funcional de la marcha. Concretamente, el dispositivo está formado por tres componentes modulares: un sistema de actuación en la rodilla que hace la función de músculo artificial, un sensor situado en la zona de la tibia que detecta la intención del usuario, y una mochila que contiene la electrónica y una batería.