¿Cómo emprender con éxito? La pregunta de la década. Vivimos en una oleada de propuestas que intentan aprovechar la necesidad constante de innovación rápida de diferentes industrias, y descubrir cuáles son los factores de éxito o fracaso es una especie de nuevo grial. De hecho, la pregunta en sí misma es una oportunidad de negocio, como podemos ver dándonos una vuelta por los contenidos relacionados en Amazon o Linkedin, y como lo demuestra el apogeo de coachs y expertos que florecen alrededor del mundo del emprendimiento.
En el momento en que me dejé convencer para escribir este artículo, la verdad es que pensé que sí podría identificar algunas ideas comunes para orientar algo al respecto de las experiencias de las 11 empresas de base tecnológica (EBT) que hemos creado desde el Centro de Desarrollo de Sensores, Instrumentación y Sistemas (CD6), un centro de innovación en ingeniería óptica y fotónica de la UPC. Sirva el artículo de paso para reivindicar el papel de las universidades de este país como actores clave de la transferencia de tecnología, una función que a veces no es fácil de asimilar tanto interna como externamente.
Los factores clave
Destilar ideas comunes y comprimirlas en este artículo no es fácil, porque la parte común se diluye en la ejecución de cada caso. Sin embargo, creo que puedo identificar al menos cuatro factores clave. Por la naturaleza del Centro, lo que sigue se refiere a EBT que desarrollan equipos físicos. Las EBT relacionadas con ‘software’Â tienen diferencias significativas en muchos aspectos.
La primera realidad es que, afortunadamente, se ha popularizado entre los emprendedores el conocimiento de que existe una cierta base teórica para abordar este tipo de proyectos. Muchos conceptos básicos son conocidos y permiten una aproximación bastante menos suicida a la que se tomaba hace 15 años. El marco legal está más claro, los actores saben de qué hablan, y los conceptos a aplicar son bastante comunes, aunque deban ajustarse a cada proyecto. Hay varios libros maravillosos al respecto, destacando en mi opinión ‘Technology Ventures’, de Thomas H. Byers y otros autores. Así que, si algún emprendedor va a jugarse sus ahorros, es bueno que antes lea un poco.
En segundo lugar, el equipo emprendedor lo es casi todo. Un equipo con objetivos personales claros en cuanto a la empresa, complementario en las habilidades técnicas, comerciales y de gestión, e implicado en la nueva compañía a tiempo completo es una baza a favor. Aquí añadiría que hay un clarísimo plus si una mayoría de miembros del equipo ya ha trabajado, o vivido muy de cerca, una EBT. Si uno planea crear una, trabajar en una de ellas primero y aprender en cabeza de otro suena inteligente. Luego, debe crear un equipo equilibrado de gente profesional, fiable y comprometida para su propia EBT.
Después, la evaluación de la oportunidad de negocio y su protección son otra clave. Es decir, la posibilidad de hacer algo que además de rentable sea difícil de copiar, sea por el control de algún punto de la cadena de valor de la industria que se ataca, por la existencia de propiedad intelectual en las tecnologías, o por un ‘know–how’ específico difícil de replicar. La oportunidad de negocio debe cubrir un problema real de un usuario real dispuesto a pagar por la solución. Hay varias maneras de evaluar la oportunidad, muchas con bonitos nombres en inglés, pero que en muchos casos se reducen a «pregúntale al posible cliente cuanto antes mejor».
Balance equilibrado
Y el otro gran punto a tener en cuenta es, por supuesto, que hay que pagar la fiesta. El objetivo es tener suficientes recursos para aguantar mientras se consiguen ventas recurrentes suficientes como para tener un balance equilibrado. El equilibrio entre fuentes y compromisos financieros es crítico y uno de los principales quebraderos de cabeza que le esperan al emprendedor, a menudo por sorpresa. Es importante identificar todas las vías de soporte disponibles (préstamos participativos, capital propio, preventas) para ajustar el proyecto a sus necesidades de financiación. Se trata de conseguir el dinero necesario para que el proyecto general sea rentable, no más. Ni menos, claro. Aquí es donde una mayoría de EBTs fracasa. Casi siempre se tarda más en vender de lo que se cree a la hora de planificar.
Sin embargo, y a pesar de tanto consejo, la certeza principal es que en el mundo de las empresas de base tecnológica no hay certezas. La física no puede predecir, más que estadísticamente, dónde caerá la hoja de un árbol, aunque se conozcan por separado todas las leyes implicadas. Cuando hablamos de EBT, igualmente, las leyes generales pueden ser conocidas, pero cada caso es diferente (en cuanto al mercado, la internacionalización, al canal de venta, el equipo…), y solo se puede obedecer las leyes generales, cuantificar la probabilidad de tener éxito… y dejar que la hoja caiga dentro del círculo esperado. Eso sí, disfrutando de la bajada con toda su adrenalina, aprendiendo tanto como se pueda para superar mejor el próximo eslalon.
Dr. SANTIAGO ROYO. DIRECTOR DEL CENTRO DE DESARROLLO DE SENSORES, INSTRUMENTACIÓN Y SISTEMAS (CD6 UPC)
Artículo publicado en El Periódico el 31 de mayo de 2016