«El blockchain aplicado a la movilidad favorece a los ciudadanos»
Ingeniera civil por el Institut National des Sciences Appliquées de Toulouse, con un máster por la Universidad de California Irvine, y doctora por esta última con una tesis relacionada con la ingeniería del transporte, Laia Pagès ha trabajado en el Servei Català de Trànsit, y dos consultoras en Stuttgart. Desde febrero de 2019 forma parte del proyecto CARNET como executive and research manager, cuya coordinación técnica corre a cargo de CIT UPC.
El blockchain ha venido para quedarse. Esta tecnología, impulsada por el uso de las criptomonedas como el bitcoin, se basa en un sistema de gestión de la información no centralizado en el que distintos agentes (mineros, en la terminología blockchain) desarrollan los registros encriptados que crean una cadena de datos para verificar operaciones en Internet. Ligado en su origen a transacciones monetarias, su uso se multiplica a otros campos con rapidez. Según Transparency Market Research, el valor del mercado global de esta tecnología superará los 16.000 millones de euros en 2024. CARNET trabaja desde hace tiempo en su aplicación a la movilidad.
¿Qué ventajas aporta el uso de blockchain frente a otras tecnologías de registro?
Es una base de datos descentralizada con la que se forman bloques de información que, una vez consensuadas, no se pueden modificar, lo que la hace muy confiable. El que su uso sea abierto o cerrado, depende de los socios que la gestionan quieran darle. Es un sistema “democrático”, pero sujeto a unas reglas que deben acordarse con antelación.
CARNET tiene como objetivo desarrollar soluciones tecnológicas aplicadas a la automoción y la movilidad ¿También con blockchain? ¿En qué están trabajando?
Sí. Estamos trabajando en un proyecto educativo con organizaciones y empresas involucradas en la movilidad para favorecer su conocimiento. Hemos hecho una primera acción de formación con éxito en colaboración con la UPC, y nos planteamos ampliar el modelo en otras universidades de Europa con la ayuda del EIT. Por otra parte, estamos redactando un proyecto para conseguir financiación del programa Horizon 2020 con el que desarrollar casos de uso en temas de rutas.
¿En qué puede afectar a los usuarios la aplicación del blockchain a la movilidad urbana? Por ejemplo, para los ciudadanos que se desplazan por Barcelona en su vehículo privado a diario.
Blockchain tiene una aplicación muy clara en lo que se denomina Mobility as a Service (MaaS). Con este planteamiento, por ejemplo, el blockchain dará transparencia e interoperabilidad entre agentes para nuevos modelos de negocio descentralizados. Por ejemplo, si hay varias empresas, el sistema permitirá que nos demos de alta en un único sistema en el que se puedan recibir servicios de todas ellas porque compartirán los datos, y podrán adaptarse a las necesidades de los usuarios en cada momento de manera óptima.
Entonces no hay dudas respecto a su aplicación a corto plazo a la movilidad…
El quid de la cuestión será si vale la pena implementar el blockchain en cada caso, porque son bases de datos complejas que requieren inversión, y no se va a necesitar este sistema para todo. Eso lo determinarán los agentes implicados (sobre todo empresas, pero también reguladores y usuarios).
Pensando en aplicaciones concretas ¿Puede tener sentido su uso en sistemas de aparcamientos en una ciudad como Barcelona?
En el momento en el que hay varias empresas ofreciendo el servicio, es claro que sí. Si comparten la información a través de blockchain pueden, por ejemplo, derivar el uso a un punto u otro en función de la ocupación de cada parking. Y eso también puede aplicarse al aparcamiento regulado en la calle.
Otra aplicación de esta tecnología a la movilidad está en los vehículos eléctricos ¿Cómo?
Por ejemplo, usándolo para hacer la trazabilidad de la energía que se utiliza en la recarga de las baterías. Cuando el mercado lo permita, será posible saber el origen de la electricidad que ofrece un punto de recarga gracias a los datos que nos ofrecerá blockchain.
¿Ya hay experiencias de uso en el transporte público?
Así es. Conozco una en California aplicada a una empresa de autobuses. Para favorecer el uso de sus vehículos, el precio del billete baja automáticamente cuantos más usuarios se incorporan a cada estación o parada, y eso se consigue a través de datos compartidos mediante blockchain.
La actividad de las empresas de mensajería lleva incrementándose varios años ¿Son potenciales usuarios de blockchain?
Claro. Si se organizan para generar un blockchain, podrían implementar sistemas de hubs para que el reparto de última milla lo hagan de forma conjunta, siempre que la legislación lo permita. La clave, como en todo, es si la inversión les merece la pena.
¿Entonces las grandes beneficiadas del blockchain son las empresas?
No, para nada, el blockchain aplicado a la movilidad favorece a los ciudadanos, que son los beneficiarios directos, como por ejemplo los usuarios del transporte público. Pero no solo obtienen un beneficio económico, porque ellos saben que la información que reciben del blockchain no puede manipularse y es la misma que manejan el resto de los usuarios.
Las aplicaciones de un sistema de este tipo alcanzan al negocio del renting ¿De qué forma?
Mediante el blockchain los usuarios podrán acceder al historial de accidentes y averías de cada vehículo, y eso a través de un sistema completamente fiable donde toda la información está validada por un sistema independiente y seguro.
¿Cómo crees que cambiará la movilidad en Barcelona en los próximos 10 años?
La movilidad en Barcelona será mucho más compartida, conectada, autónoma y verde, aunque al vehículo autónomo aún le falta tiempo para que se incorpore como tal a las calles de nuestras ciudades. Pero en CARNET hemos elaborado una asistencia técnica para la Autoritat del Transport Metropolità (ATM) de Barcelona sobre su implementación.
¿CARNET colabora con la ATM en otros ámbitos?
Sí. Hemos participado en el Plan de Movilidad del área metropolitana, en concreto en los apartados de innovación.