Barcelona está entre las diez capitales europeas consideradas «hubs» (centros neurálgicos) tecnológicos. Además, ha sido nombrada Capital Europea de la Tecnología en 2014 y ciudad inteligente («smartest city») del mundo en 2015.
Cataluña ha sido capaz de captar una elevada cantidad de inversión privada en los últimos años, en concreto, el 56% de toda la inversión extranjera en España en 2015. Es la región europea con más capacidad de inversión extranjera en I+D empresarial, con más de 1.070 millones de euros desde 2010 hasta 2015. Además, el gasto en innovación creció hasta los 3.100 millones de euros en 2014.
Tenemos centros tecnológicos como el Centro de Innovación y Tecnología de la Universidad Politécnica de Cataluña (CIT UPC) que aglutinan grupos de investigación interdisciplinares con gran conocimiento y experiencia en proyectos colaborativos, los cuales aportan un valor muy potente a las empresas del entorno catalán. Universidades como la UPC, referentes en el conocimiento y que son una fuente inagotable de creación de empresas de base tecnológica, con más de 30 spin-off vivas y más de 100 creadas.
Todo esto dice mucho del entorno en el que vivimos: de la capacidad que tenemos de innovar, es decir, de crear conceptos y tecnologías nuevas que permiten resolver requerimientos, existentes o nuevos, que faciliten la entrada diferenciadora a mercados existentes y la apertura de nuevos mercados. Y también explica la habilidad que tenemos que llevar a la práctica estos conceptos nuevos creando spin-offs o transfiriéndolos a empresas existentes, así como la capacidad de atraer tecnólogos de alta calidad y crear espacios que nos permiten ser el centro focal en nivel mundial, mediante grandes ferias como el Mobile World Congress (MWC) o el Smart City Expo World Congress (SCEWC).
Sin embargo, quisiera reflexionar sobre preguntas importantes: está todo hecho? se puede hacer algo a nivel del Partenariado Público Privado (PPP, en terminología europea) para conseguir que el ecosistema crezca en cantidad y sobre todo en calidad? En definitiva, hay que innovar en innovación?
Creer en las universidades y centros tecnológicos catalanes. Es necesario que el entorno empresarial catalán confíe más aún en los grupos de investigación universitarios y en los centros tecnológicos catalanes. Aportan conocimiento puntero a nivel mundial e ideas innovadoras diferenciales que hacen que la empresa que los contrata pueda crear productos punteros. Sólo invirtiendo en nuestro entorno haremos que el propio entorno crezca y se realimente positivamente.
Creer en las spin-offs universitarias, que normalmente se crean por la existencia de patentes que pueden tener un recorrido industrial de impacto. Su crecimiento depende muchas veces de que otras empresas y administraciones confíen en sus propuestas al principio de su creación. Es un riesgo, pero hay que asumirlo, sólo así crearemos un ecosistema que cree en sí mismo y crece de forma sostenida.
Aumentar la inversión pública en innovación y transferencia de tecnología. El ecosistema catalán tiene programas orientados a poner en el mercado ideas provenientes de grupos de investigación, por ejemplo, los programas Semilla y Producto que convoca la Dirección General de Investigación de la Generalitat de Cataluña, con una inversión de 2,8 millones de euros en la última convocatoria. Hay que seguir en esta dirección invirtiendo en poner ideas en el mercado y aumentando la inversión, haciendo que el ecosistema emprendedor catalán cada vez crezca y forme parte de nuestra cultura.
Que los fondos de inversión catalanes impulsen el ecosistema: es necesario que asuman el riesgo de invertir en tecnología; hasta ahora apuestan poco y sólo si la inversión tiene una seguridad en obtener ganancias de manera bastante inmediata. Hay ecosistemas como el de las TIC que son inversiones a medio plazo, de 3-6 años, donde «parir» la idea, llevarla a práctica a través de una primera empresas cliente y hacer que la prueba de concepto pase a ser un producto completo requieren tiempo y paciencia. Es necesario que los fondos de inversión vean el ecosistema como una oportunidad a medio / largo plazo donde, lo que siembren ahora lo recogerán en los próximos 5-10 años.
Crear un Partenariado Público Privado catalán para dar oportunidades a las ideas surgidas de las universidades. Invertir directamente en las universidades, no sólo económicamente sino también en infraestructuras y personal con experiencia en la creación y desarrollo de empresas de base tecnológica, tanto local como internacionalmente. Hacer que estos ecosistemas sean referentes y espejos donde los estudiantes puedan ver cada día lo que se cuece en la universidad y se acostumbren a convivir haciendo prácticas y aprendiendo de lo que es crecer como emprendedores. Es necesario que las grandes empresas y la administración se unan para impulsar y crear estrategias que permitan la creación de empresas propias, sólo así podremos tener referentes internacionales en los próximos 10 años.
Dr Josep Lluís Larriba-Pey director de DAMA UPC,
Artcículo publicado en El Periódico el 28 de febrero de 2017
Breve biografía
Josep Lluís Larriba-Pey es profesor de la Facultad de Informática de Barcelona, vinculado al Departamento de Arquitectura de Computadores de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), fundador del grupo de investigación DAMA-UPC y la empresa de base tecnológica Sparsity Technologies (www.sparsity-technologies.com). Sparsity tiene productos basados en el conocimiento que crea conjuntamente con el grupo de investigación DAMA-UPC en ámbitos diferentes entre los que hay CIGO! Orientado a la logística y la movilidad inteligente para la ciudad y para las empresas (www.smart-cigo.com).